Para evitar la oposición de la opinión publica al proyecto,
los militares han jugado otra vez una carta que les suele dar muy
buenos resultados: la de la prensa. Así, no resulta raro leer en los
periódicos norteamericanos que el HAARP no es esencialmente distintos de
otros calentadores ionosféricos que ya funcionan en diferentes partes del
mundo, como Arecibo, Puerto Rico, Noruega o la antigua Unión Soviética.
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Pero
mientras la polémica prosigue, también lo hacen las investigaciones por parte
de los organismos más interesados en que este proyecto salga
adelante: el Ministerio de Defensa de Estados Unidos yla Universidad de
Alaska. No podemos olvidar que con la puesta en marcha del mismo,
los militares conseguirían un escudo defensivo relativamente barato,
mientras que la universidad se apuntaría un tanto relativo a la
manipulación geofísica más atrevida que ha tenido lugar desde las explosiones
de bombas nucleares en la atmósfera.
Tras realizar una serie de pruebas con
"éxito", Alaska conseguiría no solo ser el escenario de los grandes
proyectos militares del futuro, sino también un enorme mercado para
sus reservas de gas natural.
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